Junio se despertará con un nuevo campeón. Contra todo pronóstico, los Pumas de la UNAM se consagraron campeones del clausura 2009, y con festejos atípicos en el D.F. la ciudad seguramente se levantará un poco tarde.
El equipo lo hizo todo en la cancha. Dominó un primer tiempo muy vistoso en la cancha de CU, haciendo correr a todo el equipo de Pachuca durante 45 minutos en los que no vio el balón. Sin grandes nombres en la media cancha, sin grandes delanteros, sin un portero que pase por sus mejores años, el planteamiento táctico de Pumas hizo las veces de los cracks y las figuras que sus filas no tienen. Dominio del medio campo, toque de primera intención, movimiento rápido al espacio. Jugando por nota.
A pesar de la tromba implacable, Pumas dominó los primeros 45 y pudo haberse ido al descanso con un 3-0 en la bolsa. Al regreso, Meza movió sus piezas e increpó a su equipo a retener más el balón. Con una cancha en mejores condiciones, Pachuca jugó a lo suyo, sin que eso le significara un gol que los hubiera dejado en las condiciones idóneas para recibir la final de vuelta.
Los principales medios periodísticos estuvieron de acuerdo: El 1-0 era una ventaja ínfima para llevar a Pachuca. Los tuzos pasarían por encima de Pumas, con toda seguridad, y el campeonato quedaría en manos del superlíder, como debía de ser. Sin embargo, los periodistas no contaron con el sabio planteamiento que -nuevamente- Ferreti hizo en cancha enemiga. Tal y como en ese primer tiempo, Pumas salió a tocar el balón rápidamente y a dominar lo más posible el medio campo. Al minuto 30 de la gran final, Pachuca se veía desesperado y sin juego. Hasta que el árbitro cobró un penal un tanto rigorista luego de que el delantero tuzo aflojó el cuerpo al sentir el contacto. Cobró Chaco Giménez espléndidamente para el 1-0. Para muchos era el comienzo del regreso tuzo.
Pumas aguantó el resto del primer tiempo y volvió a su vestidor. Las palabras de energúmeno del Tuca Ferreti siempre han tenido dos grandes resultados: O el desmoronamiento total de sus equipos (como en las finales que perdió entrenando a Chivas, Tigres y los propios Pumas) o -como en esta ocasión- una revitalización del espíritu guerrero que llevó a los Pumas de vuelta al marcador en los inicios del segundo tiempo, moméntum que llevaron durante largos minutos y que terminó solo con un muy desafortunado lance de Bernal, quien dejó escurrir el balón en un pique contra el pasto minutos después de haber salvado el segundo gol de Pachuca, a tiro de Damián Álvarez.
El resto es historia conocida. Mustafá fue expulsado de forma inexplicable cuando Pumas comenzaba a dominar, luego de la entrada de Martín Bravo. Esto acabó con las aspiraciones del Pachuca, quien se replegó en espera de poder ganar la final por la vía de los penales, con el beneficio claro que el local tiene en esos casos. Pumas, sin embargo, no cejó en el empeño, y tras un absurdo error de Dante López a 40 centímetros de la portería abierta, Pablo Barrera aprovechó la presión para lanzar un tiro-centro que Calero dejó escurrirse dentro de la portería, de forma casi ridícula. Gol que firmó la victoria apoteósica de los Pumas cuya principal virtud fue la de nunca escatimar en esfuerzo y desgaste ni tampoco dejar de ir hacia delante.
¿Qué hizo ganar a Pumas? Sin duda alguna el orden táctico, la disciplina y la visión de campo de Ferreti, ejecutada perfectamente por los jugadores titulares y de banca. Esto, y una excelente preparación físico, hicieron nuevamente campeón a un Pumas que nuevamente no desplegó un fútbol "vistoso", pero sí notable. Tal y como ocurrió en el bicampeonato de 2004. Sin embargo, el pundonor de sus elementos y el elemento místico de la "suerte del campeón" parecen acompañar a este equipo siempre que se enracha. Lo segundo, es discutible, lo primero -esa famosa "garra" de la que tanto hablan los periodistas- es lo que es verdaderamente loable del equipo universitario.
Es momento de felicitar a Pumas. Esto es: a la plantilla de jugadores, a su entrenador, a su preparador físico y a los elementos que conforman su administración. Hicieron un digno trabajo y son dignos campeones. Vencieron la adversidad del Estadio Hidalgo y callaron muchas bocas en con su despliegue táctico impecable e inteligente.
Y lo único que esperamos los aficionados de otros equipos, es que nuestras directivas sigan un poco el ejemplo universitario y le den continuidad a los entrenadores que se elijan. Es curioso: apenas en la fecha 6 del campeonato, muchas voces se levantaban solicitando la renuncia de Ferreti cuando perdió 3 partidos consecutivos. En las tribunas se escucharon mentadas de madre durante un par de meses, y las páginas deportivas estaban llenas de reclamaciones de esa "afición" puma que tiene muchas ambición de ganar, aunque muy poca idea de fútbol. Con esta victoria, el "ogro" Ferreti también le ha callado la boca a esos aficionados advenedizos que esperan que su directiva se comporte como la de América o la de Cruz Azul, echando técnicos exitosos a la primera de cambios.
Y ojalá que esa afición también aprenda de la victoria, tanto como se aprende de la derrota. Porque para ser un campeón digno, hay que reconocer dignamente a quienes te llevaron a la corona.
¡Felicidades, Ferreti!
lunes, 1 de junio de 2009
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